Sin Remitente
No sorprendería que después de las elecciones de Coahuila y el Estado de México, Mario Delgado, presidente nacional de Morena, instruya un cambio en la dirigencia estatal del partido ante la incapacidad de Tey Mollinedo y sus colaboradores para garantizar la unidad de cara al proceso de selección interna del candidato a gobernador y de la elección del próximo año.
La teapaneca no ha sido capaz de asumir el liderazgo del partido que decidió cedérselo a Raúl Ojeda, que desde la presidencia del Consejo Político viene utilizando a Morena para promover sus aspiraciones al gobierno estatal, sin importarle que ensucie el proceso interno en ciernes.
Con Tey Mollinedo como presidenta formal y de Raúl Ojeda como dirigente real, Morena Tabasco ha entrado en una fase de estancamiento derivado de la inactividad con las bases, de la parcialidad y de los intereses de grupo de quienes, como ellos, tienen la responsabilidad de unir a la militancia y sus liderazgos.
Con quienes están todavía al frente del partido en Tabasco, Morena simplemente no avanza ni menos se consolida en términos de estructura s al interior del Estado, precisamente porque sus dirigentes no tienen la autoridad moral ni el liderazgo para lograr una auténtica conciliación y unidad entre la diversidad de los grupos que confluyen.
La dirigencia nacional que encabeza todavía Mario Delgado no puede ni debe llegar con dirigentes estatales cuestionados no solo por su incapacidad y falta de liderazgo, sino por su parcialidad ante el evidente apoyo a las aspiraciones de Raúl Ojeda que se apropió del partido con la aprobación de Tey Mollineo.
En los hechos, Morena Tabasco literalmente está convertido con su actual dirigencia en un elefante blanco que urge poner a caminar para evitar rupturas y confrontaciones que con Tey Mollinedo y Raúl Ojeda se vienen alentando a diario desde el partido.
