Triques
La inseguridad es efecto de muchas causas y mientras se le quiera contrarrestar con rezos escondiendo sus orígenes podría incrementarse peligrosamente. La Iglesia católica trató de convocar a una sociedad en proceso de cambio de conciencia y sólo advirtió su abismal distancia con el pueblo.
Se convocó a la “gente de buena voluntad” a marchar el 10 de julio contra la estrategia de seguridad actual, como se lo pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador la Conferencia del Episcopado Mexicano luego del asesinato de dos religiosos jesuitas, en Chihuahua.
A final de cuentas llegaron medio centenar de personas, aunque el clero esperaba más de 30 mil personas. La manifestación se redujo a un mitin con escasa atención y poco entusiasmo, cuyo tema no se sabía si era expresarse contra la inseguridad o que el Presidente cambiara de estrategia contra la delincuencia.
La Iglesia católica no está interesadas en desterrar la violencia del crimen organizado, como quiere darlo a entender sino que induce a la violencia, es decir, repetir el viejo método de guerra frontal que sólo condujo a más muertes de civiles e incremento de la inseguridad en todo el país, que es el esquema de Calderón, con quien siempre coincidió y armonizó la Conferencia del Episcopado Mexicano.
La Iglesia busca la represión como una manera de dar a conocer una barbarie que no existe en este régimen, y poder denunciar en el mundo entero que se violan los derechos humanos y que hay una inseguridad donde los muertos se multiplican y las guerras proliferan, para inducir una intervención extranjera política, judicial, militar, cultural o económica.
Así el clero coordina la “Jornada de Oración por la Paz” en los templos católicos, en espacios públicos y en “lugares significativos” donde hayan ocurrido desapariciones o muertes violentas. Con poca concurrencia y a veces sin nadie.
La Iglesia católica insiste como hace más de 200 años en que su reino es de este mundo y quiere intervenir en la vida pública ahora que sus intereses se ven afectados por una mayor rigidez en la recaudación y, sobre todo en cuanto a la injerencia de los sacerdotes en política.
Así, el clero amenaza con tomar otras medidas: “Esta jornada de oración será un momento de autorreflexión y discernimiento con el fin de tomar conciencia de que no podemos dejar que continué la actual situación de violencia que vivimos en México. La jornada será un periodo de introspección a nivel individual y comunitario para luego pasar a algo más amplio. Será, pues, sólo la primera acción de otras acciones a futuro”.
Incluso hablan de sumar personas de otros credos religiosos. Esta intentona de golpe espiritual fue convocada a un día después de ser nombrado César Yáñez, 29 de junio, como subsecretario de Subsecretario de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos, cargo que anteriormente requería del beneplácito de la Conferencia del Episcopado Mexicano, en lugar de Rabindranath Salazar Osorio. Se trata de una provocación pata mediar la línea que tiene Yáñez al frente de esa subsecretaría y, al mismo tiempo introducirse hacia el mundo de la política en defensa de los intereses de sus mecenas.
César Yáñez se enfrenta a dos posturas dentro de la Iglesia católica, la primera que es la del CEM, que provoca la represión hacia la sociedad, y, desde luego, desdeña la política de abrazos no balazos, y quiere muerte y destrucción en nombre del Señor, como sucedía hace 800 años, porque los católicos creen que la decadencia de su templo se debe a la llegada de la actual administración y no de sus excesos institucionales y los delitos de sus integrantes.
La otra, también radical, quiere que el clero negocie con el narcotráfico, es la petición de los Obispos de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló y, de Cuernavaca, Ramón Castro Castro.
Para confirmar que las movilizaciones del clero tienen remitente y no sólo destinatario, el líder nacional del PAN, con la torpeza que el caracteriza, afirmó que “la Jornada de Oración por la Paz, es una iniciativa que comparten muchos sectores de la sociedad que observan con impotencia cómo el crimen les arrebata uno a uno a sus miembros”.
Marko Cortés aseguró que Acción Nacional se une al clamor de la sociedad para que termine la violencia y se recupere la paz en todo el territorio nacional.