Columna
Por José García Sánchez
En México divide más la posición social que la identidad nacional o que el partido político. El desprecio de quienes más tienen ante los que no poseen nada puede convertirse en parte importante de la decisión de los mexicanos ante los próximos comicios que esconden una sorda pero real lucha de clases.
La perspectiva de quienes poseen valores materiales claman un exorcismo para alejar los demonios de la pobreza de la que provienen y por eso tienen en la oposición la mejor manera de no fundirse con el pueblo. Hay tantas clases sociales como colores de partidos, discursos que identifican o repelen votos.
Las diferencias sociales tienen por fin cara, cuerpo. Los fantasmas de la pobreza los encarna la figura del Presidente sólo porque éste no anda con guarda espaldas ni usa ropa cuyo precio supera el salario de un año de la mayoría. Es decir, tener valores diferentes en los que algunos basaron su importancia y su supremacía los hace frágiles. La pobreza que ellos produjeron para enriquecerse, debe ser alejada de sus vidas definitivamente.
Esta perspectiva clasista y discriminadora del conservadurismo identifica todavía a uno que otro medio de información. Como si tuvieran la certeza de que su interpretación de la realidad es la única. Creen y difunden que sólo votan por Morena quienes tienen necesidades básicas; el resto, se abstiene o simplemente vota por cualquier partido de oposición, al fin y al cabo todos son lo mismo y sus candidatos iguales, así lo mostró la historia reciente.
La superioridad radica en tener más, y se ve deteriorada ante el surgimiento de valores que ellos quisieran desaparecer. La única manera de ser más que otros es tener más. Lo demás no vale. Ser superior es la base de los conservadores, añoran sus privilegios y convencen a los incautos de que pensar como ellos es lo que les permite subir de clase social y los conducen por la vida creyendo que tienen algo y que pronto tendrán más. Y son, en realidad, tan pobres como los que desprecian y están lejos de quinees creen ser.
Así, la confrontación de las elecciones será también entre pobres y ricos, aunque en términos reales sea lo nuevo contra lo viejo. Lo que desaparece y lo que surge.
Las causas de las diferencias económicas radican en que los mismos insumos con que los ricos se fortalecieron otros empobrecieron. Es un proceso paralelo en el tiempo y coincidente en el espacio. Los privilegiados produjeron pobreza en lugar de riqueza, aunque digan lo contrario quienes gobernaron y en el intento por esconder su obra desprecian sus propias criaturas. La pobreza es hija más legítima que natural de la riqueza. Están tan cerca pobres y ricos que éstos quieren alejar a los otros con su desprecio.
Analista político
@Josangasa3