Pemex ha encontrado en el campo Bakté una oportunidad para aumentar rápidamente su producción de gas, pero algunos analistas advierten que la prisa podría generar problemas.
Este campo, ubicado en Tabasco, fue presentado por la estatal a principios de año y ha sido descrito como “uno de los mayores descubrimientos recientes”. La Comisión Nacional de Hidrocarburos ratificó rápidamente su potencial y, para abril, se reportaron las primeras producciones del campo, lo que marcó el inicio de lo que parece ser una apuesta estratégica para evitar una caída en los niveles de producción de Pemex.
Bakté es un campo terrestre que produce gas y condensado. Aunque Pemex tiene experiencia en campos terrestres, su familiaridad con la producción de gas es limitada. Durante este sexenio, la empresa ha priorizado la producción de condensado, ya que puede sumarse a las cifras de crudo, lo que ha permitido evitar una caída más notoria en su reporte de producción de petróleo.
Recientemente, Pemex decidió aumentar su inversión en el campo en un 188%, alcanzando los 1,000 millones de dólares, con el objetivo de producir hasta 53,000 barriles diarios de condensado y 662 millones de pies cúbicos de gas en su punto máximo. De alcanzarse, estas cifras representarían alrededor del 15% de la producción nacional de gas, suficiente para abastecer 10 centrales eléctricas.
Sin embargo, este acelerado desarrollo ha comenzado a levantar alertas entre los expertos. Aunque el plan inicial de evaluación, aprobado a principios de año, establecía que este proceso se llevaría a cabo entre abril y diciembre, Pemex ya ha comenzado la producción temprana del campo antes de concluir la evaluación. Esto significa que la estatal ha decidido operar sin la infraestructura permanente necesaria, con solo un pozo perforado y sin la información completa sobre el campo.
La decisión podría tener consecuencias. “Acelerar el desarrollo sin entender completamente el campo puede llevar a problemas a largo plazo”, advierte Andrés Armijos, de la consultora Welligence, señalando casos previos como los campos Quesqui e Ixachi, donde Pemex también aceleró la producción, lo que resultó en una declinación temprana.
Una fuente interna de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, que prefirió mantenerse en el anonimato, subraya que “aún no se ha definido completamente la dimensión del yacimiento” y que la producción temprana del campo Bakté se basa en los datos de un solo pozo. Esto significa que la inversión adicional se está realizando sin un conocimiento profundo del tamaño real del campo.
Las últimas cifras del regulador, correspondientes a julio, indican que Bakté produjo 886 barriles diarios de condensado y 9,937 pies cúbicos de gas. Sin embargo, la fuente destaca que el gas no necesariamente está siendo aprovechado por la estatal, lo que añade una capa de complejidad a la prisa por incrementar la producción del campo.