Tras la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos, el mercado de petróleo se ha mostrado volátil ante expectativas de cambios en las políticas energéticas. Trump, conocido por su respaldo a las energías fósiles, ha prometido flexibilizar las regulaciones ambientales y posiblemente retirar incentivos para energías limpias, lo cual podría redirigir inversiones hacia combustibles tradicionales. Aunque los precios de referencia, como el Brent y el WTI, registraron inicialmente pérdidas por el fortalecimiento del dólar, se anticipa que estas políticas impulsen una mayor producción y potencialmente reduzcan los costos del crudo en el mercado global.
El impacto en los precios, no obstante, podría ser mixto. Mientras que un aumento en la oferta estadounidense podría abaratar el crudo, la postura de Trump frente a Irán y sus alianzas con Medio Oriente podrían agravar las tensiones geopolíticas, generando incertidumbre en el suministro y presionando los precios al alza. La relación de Estados Unidos con Israel podría endurecerse en relación con Irán, un productor clave de petróleo, lo que incrementaría la percepción de riesgo en la región
La respuesta del mercado a estos cambios estructurales en la política energética de EE. UU. dependerá también de factores externos, como las decisiones de la OPEP, que influye directamente en la oferta global. Además, aunque Trump aspira a desmantelar iniciativas ambientales como la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), analistas sugieren que la robusta inversión en energías renovables impulsada por Biden, y en especial la demanda de tecnologías limpias, podría frenar cualquier retroceso significativo, especialmente dada su relevancia para los estados republicanos que se benefician de estos subsidios
En resumen, aunque el triunfo de Trump promete una mayor producción de petróleo en EE. UU., los efectos sobre el mercado dependerán tanto de su política exterior como de las fuerzas del mercado global, con la OPEP y las tensiones geopolíticas en el centro del escenario.