Durante un seminario web, Mukherji destacó que el sistema de controles institucionales del país, que equilibra los poderes del Estado, proporciona transparencia y previsibilidad en la gestión gubernamental. Cualquier debilitamiento de este sistema podría reflejarse negativamente en las calificaciones de la deuda soberana de México y en las de Pemex.
Actualmente, la calificación soberana de México se mantiene en “BBB” con perspectiva estable desde marzo de 2020, dentro del grado de inversión. Mukherji aclaró que aunque las reformas representan una presión a la baja, no implican una degradación inmediata, ya que México sigue teniendo fortalezas estructurales, como su política monetaria estable y su flexibilidad cambiaria.
El experto también mencionó que S&P está a la espera de la propuesta de presupuesto federal para 2025, que se presentará en octubre. Si el próximo gobierno no implementa un plan para corregir el déficit fiscal actual, se podrían intensificar las presiones sobre la calificación soberana. Sin embargo, Mukherji destacó que, pese a los desafíos, las fortalezas macroeconómicas de México, como su régimen de inflación por objetivos y la solidez de sus cuentas externas, no se deterioran rápidamente.
Entre las debilidades que han impedido a México obtener una mejor calificación, se señaló el bajo crecimiento económico y las preocupaciones sobre la sostenibilidad fiscal, factores que podrían verse agravados por la incertidumbre institucional derivada de las reformas propuestas.
Aun así, Mukherji comentó que el proceso de reubicación de cadenas de suministro desde Asia hacia México, en el marco del “nearshoring”, podría ofrecer una oportunidad para impulsar el crecimiento económico y mejorar la calificación a futuro. Por ahora, el panorama crediticio de México es mixto, con riesgos y oportunidades en el horizonte.