Sin Remitente
Supongo que ese día prometieron volver a casa con los suyos después de concluir su jornada laboral. Que se despidieron de besos y abrazos de sus seres más queridos.
Nadie sale de su casa pensando en morirse o en no volver.
Ni él ni ella, dos empleados del Ayuntamiento de Centro, tampoco sabían que ya no regresarían en vida a sus casas.
Ambos murieron atropellados. El primero el 7 de junio por la noche durante la reparación de una fuga de agua en la Calle Puxcatán, en el Espejo 2, y la segunda diez días después mientras limpiaba un tramo de la avenida Gregorio Méndez de Villahermosa.
Pero no podemos quedarnos en la condena moral o legal contra los dos chóferes que los atropellaron y los mataron. El juez debe ser implacable en su veredicto de condena.
Lo sucedido a los dos trabajadores del Ayuntamiento de Centro permite detenernos en medio de la vorágine de la información que acaba por silenciarnos, y preguntarnos sobre cuáles son sus condiciones laborales y si durante su labor están protegidos.
Algunos podrán decir qué son accidentes o riesgos propios de la labor que realizan y otros que son accidentes que ocurren.
Unos días después del primer deceso del trabajador y antes del segundo, le comentaba a una persona, mientras los veía trabajar en la avenida de alta de Ruiz Cortines, que los trabajadores de limpia eran los que más arriesgaban la vida.
Y me pregunté en ese momento porqué no había un compañero a una distancia considerable desviando el flujo vehicular, y no solo los conos naranjas en la avenida.
Insisto. Fue y es una pregunta que me lleva también a cuestionar si no fallaron los protocolos de seguridad o si faltan trabajadores por contratar.
El Ayuntamiento de Centro ha lamentado las muertes y anunciado que ha brindado el apoyo a los familiares de los fallecidos.
No hay ningún párrafo en los comunicados que hable de investigar si falló la seguridad que los jefes inmediatos debieron brindar a las cuadrillas que están repartidas por la ciudad tapando huecos, sellando fugas de agua y limpiando avenidas.
En su comunicado el Ayuntamiento solo habla que los trabajadores portaban el chaleco reflejante de seguridad.
Cierto que quizá no haya necesidad de indagar mucho cuando basta ver las condiciones en las que laboran los trabajadores de limpia o de campo en el Sistema de Agua Potable para darnos cuenta que no cuentan ni con lo necesario para hacer lo mejor posible su trabajo.
Y no puede haber silencio cuando a diario los trabajadores de limpia y de obras públicas se juegan la vida por un salario que apenas les alcanza para medio vivir.